En esencia, se trata de la capacidad que tenemos para mantener una posición física controlada durante momentos de reposo o para realizar casi cualquier acción corporal.
Podemos distinguir dos tipos:
Equilibrio estático: Es la habilidad para mantener el cuerpo en cualquier posición (erguido o no) sin desplazamiento ni del cuerpo ni de sus segmentos.
Equilibrio dinámico: Es la habilidad para mantener la posición correcta que necesitamos para realizar la acción conveniente, pese a los constantes cambios de posición y desplazamiento del centro de gravedad. En este tipo de equilibrio se producen continuamente la pérdida y recuperación de equilibrios estáticos, es decir, se superan sucesivamente pequeños desequilibrios.
Los ejercicios de equilibrio en niños ayudan a conservar la estabilidad y a permanecer en una postura adecuada. Un buen desarrollo de esta capacidad hará que se puedan desarrollar habilidades más complejas.
A continuación os dejo una serie de ejercicios para trabajar el equilibrio
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